martes, 19 de enero de 2010

Sensación de blanco

-puedes oír el tronido de las hojas?
-a qué te refieres?
-(mirando en silencio a la ventana)
-escucho el viento que sopla
-está intentando entrar
-y para qué quiere entrar?
-quiere llorar contigo
-acaso te lo ha dicho?
-... si
-qué más te ha dicho?
-hemos charlado durante meses, me ha contado su vida
-qué te ha contado?
-las cosas más tristes que te puedas imaginar, incluso las inimaginables, ...
-cosas.. inimaginables?
-inimaginablemente tristes
-y por eso... quiere llorar...?
-por eso quiere entrar

De pronto el viento dejó de soplar

-se detuvo
-pero cómo? acaso ya no quiere entrar?
-shh..

Y un silencio absoluto llenó toda la habitación, podía verse el agitado baivén de los árboles
las hojas secas volando a raz de suelo, todo indicando que hacía frío... todo se movía, pero no sonaba.
De pronto, unos pasos, se acercaban a la puerta principal, tres toquidos en la puerta, y el corazón de ella se enredó en su garganta.

-quiere entrar
-qué?
-voya a abrirle
-pero cómo sabes que.. quién es?? qué sucede?
-es él
-quién "él"??
-el viento
- no! no le abras

Y volvió a tocar la puerta. Él se paró de la cama, tomó su bastón y lentamente se fue acercando a la puerta principal.

-Espera!! no!!
Su corazón palpitaba cada vez más rápido, su angustia se elevaba sin saber cuál era la razón del miedo, del terror que rápidamente aumentaba. Sus ojos se inhundaban con lágrimas de desesperación, sus pupilas pronto se expandieron y algo dentro le dijo de una manera muy clara que era peligroso abrir la puerta, que sería caótico, un desastre; y su boca no pudo despedir ni un "No!" más.
Él abrió la puerta, una luz blanca se abrió paso, un pitido más que agudo ensordecía el lugar, y todo dejó de existir.

Después de sentir el fuerte viento sobre su cuerpo, el frío intenso, la brisa imparable, la sensación de blanco y de soltar el grito más fuerte de su vida, se desmayó.
Al despertar, toda la gente vestía de negro, incluyéndola, subían y bajaban, en el centro de la casa, un féretro, al darse cuenta, se levantó, volteó a su derecha y ya estaba la gente alejándose de, en ese entonces, el panteón. Buscó el féretro en algún lugar, encontró su posible ubicación, bajo ramos y coronas de flores, tierra y cemento.
Aquél día fue la última vez que le vio.