viernes, 12 de marzo de 2010

Yo soi el author



Se sentò a la orilla del rìo para ver las estrellas que se reflejaban, su cabello recogido era el ùnico testigo de su deleite por la soledad. Los pasos se volvìan màs claros y fuertes, estaba cada vez más cercano. No podia, en sí nadie podría jamás explicar ni comprender la relación, ni comprender qué hacer para sobre llevarlo. Él quiso decir algo sensato, como admirar el sol de día, talvez el paisaje, o dar un sencillo saludo, pero ella lo saludó primero, "..Has llegado temprano esta vez, quisiera saber qué decir antes de soltarlo, pero la verdad es que no sé qué hacer con lo nuestro..", inmediatamente salieron llamas de su ozico en una hiperventilación no deseada, la retuvo cuanto pudo, humo salía entre sus dientes, se moría de vergüenza, antes de que ella pudiese pronunciar una palabra más, se dio la vueltapara eructar todas las llamas con la fuerza de su enojo, e hizo caer árboles con su paso al mover su cola, corrió unos metros y levantó el vuelo, se fue, lejos, a través de las montañas, y se escondió en los hielos. Estuvo lanzando llamas contra todas las congeladas paredes del paisaje, sus garras se clavaban en la nieve,cayó desvanecido sobre el frío y blanco, unas lágrimas comenzaron a salir de sus gruesos ojos, sus pupilas brillaban y el tono se enclarecía. Un latido fuerte la estremeció de repente, se agitaba sin poder controlarse, su mente se abriò y comprendiò tantas cosas, lo que era el amor,... la analogìa de còmo un helado cuerpo empezaba a hervir por dentro. De su pobre aliento soplò su nombre, y lo dijo, lo gritò llamàndolo. Él no supo cómo dejó la escena en que se encontraba, pero estaba ahí junto a ella... la vio intentando articular palabras y después soltó el llanto. Atenuó su rostro de implacable ira, sus orejas se agacharon, se acercó a ella y la cubrió con sus alas. Ella lo abrazó y le pidió "Cuánto me quieres?" entre su inocente llanto, el dudó, y después confesó sin detenerse que la amaba, que a través de su gruesa piel de guerrero incansable hervía un amor desesperado que sufría por ella, que podría soportar la espera eternamente, y que daría su vida por verle feliz y a salvo. Se aferró a sus patas, y poco a poco dejó de llorar, él agachó su rostro para verle, y ella besó su cara. El dragón se desvanecía lentamente sin que ella lo notase, al abrir sus ojos lo vio diferente, su tamaño era menor, su piel era lisa, su temperatura comenzaba a bajar, era lo más acercado aun ser humano. Ella lo abrazó mientras él sonreía, sin darse cuenta de que comenzaba a morir. Se asustó y lo vio intentando respirar, temblando de frío, su piel se atenuaba, se empalidecía, no sabía qué hacer, intentó salir corriendo y buscar ayuda, él la tomó de su mano, y se desmayó. Lo abrazó y lo tapó con su cuerpo, se acabó el día, y despues la noche.
Cuando despertó se encontró completamente sola, el sol radiaba como nunca, el viento soplaba suave y cálidamente. Caminó durante horas hasta encontrar de nuevo el río, volvió a recoger su cabello, puso un beso sobre sus dedos y lo mandó a volar, a encontrar el aire que soplaba entre sus alas cuando la buscaba, cuando la llevaba en su espalda, cuando volvió a ella. Se acostó sobre la tierra, y cantaba una tonada melancólica con los ojos entreabiertos, los cerró un par de segundos y despertó de nuevo, una luz cegadora era la nueva escenografía y la silueta se iba determinando, avanzaba a hacia ella, era él, la tomó de la mano y pronunció su nombre, la levantó y se fueron valseando a través de la nada, para encontrar un paraiso eterno, en un lugar llamado para sempre.